Doña Antonia y Doña Anita, (casi) gemelas
Sillpancho de Doña Anita en las Islas de Cochabamba. |
Como casi todo en el país, los
primeros afanes a tono con la modernización gastronómica vinieron de la mano de
la iniciativa popular. Así, sin el concurso de tenebrosos empresarios
cementeros o más tenebrosas transnacionales, la ciudad de Cochabamba tuvo, desde
fines de los 90, su primer gran centro de comida rápida en Las Islas. Un área
verde que comienza en la avenida América esquina Villarroel acoge desde
entonces a anticucheras, hamburgueseras y, cómo no, sillpancheras, entre una
muy amplia oferta de comida económica, al paso y al aire libre que incluye
cerdo ahumado, tacos, pizzas, pollos y choripanes.
Sillpancho Antonia |
Dos de las más antiguas
sillpancheras, Doña Antonia y Doña Anita, atienden lado al lado y en
competencia por los comensales del emblemático plato regional. Aunque, a decir
verdad, es el trancapecho (sillpancho en pan) el producto estrella de ambas, el
que las hizo dos de las caseras más entrañables para aquellos con la urgencia
de saciar velozmente el hambre con una excesiva -sin embargo rica- suma de
carbohidratos o para los que, de madrugada, ven la necesidad de llenar -y con
eso recuperar- el estómago con algo que no sean más copetines.
Claro, en los puestos también se
vende el sillpancho en plato, en los dos casos -no podía ser de otro modo- a un
mismo y accesible precio: Bs 13. Teniendo cada uno su propia caserita, los
integrantes del PSP nos propusimos ser parte de la competición. Hallamos más
parecidos que diferencias. Los apuntamos ahora.
De entrada, el preparado de Anita se distingue
inmediatamente por incluir una generosa porción de locoto en su ensalada (ambas
constan de tomate y cebolla en cubitos). Si bien la carne que sirve Antonia es
más grande y llega a sobrepasar el plato, la de Anita es menor aunque más
sabrosa por un dejo de pimienta y pan molido en cantidades no abusivas (demás
está decir que en ambos casos la materia prima es carne molida, luego apanada,
es decir distinta a la de la usanza tradicional).
Sillpanchos de Doña Anita y Doña Antonia |
El arroz de Antonia gusta más a
los que lo prefieren pastoso, el de Anita a los que lo quieren algo más
graneado. Las papas son prácticamente las mismas, cocidas y después fritas,
pero otra diferencia es que Antonia sirve un huevo estrellado más grande que el
de su competidora. Ambos alimentos sin embargo, en las dos casetas, vienen con
feos pedazos negros que corresponden a peroles sucios. Por supuesto, no mucho
más se puede esperar de los sillpanchos de comida rápida, que son buenos para
saciar dignamente un hambre urgente con poca inversión. Y, si también hay sed
en las filas, ni bien uno se sienta recibe ofertas de muy pasables jugos de
lima y mokochinchi, a Bs 5 el vaso grande.
La atención de los empleados de
las caseras es correcta, habrá que sin embargo tomar en cuenta que, al estar
las mesas al aire libre, uno debe cuidar sus pertenencias y tratar de asumir
con filosofía el trabajo de músicos eventuales o la incursión de personas con
la misma necesidad de alimentarse pero sin el dinero para tal propósito.
Sillpancho Anita |
Ya con el estómago lleno no es
muy fácil reconocer cuál plato corresponde a quien. De ahí el título de esta
nota y la calificación simultánea para ambos puestos. Aunque -siendo sinceros-
para nosotros gana, por muy muy poquito, Doña Anita.
Sillpancho Antonia |
piquesillpanchopicante@gmail.com