Las apariencias engañan
Presentación del Sillpancho de la heladería Dumbo de Cochabamba. |
La heladería Dumbo
atiende en Cochabamba desde hace más de 20 años. Es, probablemente, uno de los
primeros negocios gastronómicos -digámosle- “elegantes” de la ciudad. También
una de las primeras heladerías estilo “fuente de sodas” a lo estadounidense.
Antecedido por la afamada heladería Kivón, el establecimiento hace algunos años
competía con otros similares como Bambi y Unicornio, ya desaparecidos, a
excepción de rivales añejos como la heladería Cristal y algunos relativamente
nuevos como Donal. La heladería Dumbo, junto a Globos, tiene casi el monopolio
de las heladerías/restaurantes/confiterías de la Llajta.
Hace dos décadas, ir al
Dumbo era excepcional, con suerte pasaba una vez al mes. Visitar esta heladería
representaba todo un acontecimiento para un niño o adolescente (ya sea por
buenas notas en el colegio, buen comportamiento o porque algunos padres solo se
podían costear esporádicamente este agasajo). El poder degustar uno de esos
poderosos helados en una copa más grande que una cabeza era toda una
experiencia. Eran buenos tiempos cuando todavía servían algo de helado y no
tanta manteca.
En fin, Dumbo se fue
expandiendo, agregando confitería y posteriormente comida a su menú, desde
platos express hasta más elaborados de la “alta cuisine” e incluso criollos
típicos de la región. Por todo lo anterior, el Proyecto PSP se fue a probar el
sillpancho de este local.
El preparado llega a la
mesa luego de 20 minutos, en una vajilla cuadrada estilo nipón, que aparenta
ser de calidad y buena marca. La carne cubre toda la superficie del recipiente.
Se ven además dos huevos de tamaño mediano y una ensalada compuesta por tomate,
cebolla, locoto y zanahoria picada en pequeños cubos casi uniformes.
La carne, por su tamaño
y extensión, hace pensar lo peor: que se trata de otro apanado de carne molida,
alargado hasta la máxima expresión. Para sorpresa nuestra, luego de debatir y
diseccionar el bisté, corroboramos que se trata de un filete de carne pura, muy
bien seleccionado y sazonado. Y por el precio del plato (Bs 42) y la cantidad
(alcanza para unas dos personas sin mucho apetito), tendría que serlo. Con la
porción justa de pan molido, la cocción es desde tres cuartos en adelante,
dependiendo del grosor de la carne, que varía por su extensión. Resalta un
toque de pimienta.
La papa no es de tiponativa. Está cortada en rodajas transversales, con buen sabor y buena cocción,
solo que en pedazos muy grandes y en una porción algo grosera. El otro
carbohidrato que acompaña la comida, el arroz, destaca por su tonalidad blanca.
Está bien reventado. El huevo presenta una cocción uniforme entre la yema y
clara, con buen color y textura. No está nada aceitoso.
Su ubicación en la
avenida Heroínas casi 25 de Mayo hace del Dumbo un lugar céntrico y accesible,
aunque por el tráfico y la ordenanza que prohíbe el parqueo en una de las vías
principales de la ciudad, es difícil hallar estacionamiento. Asimismo, no es
recomendable ubicarse en la planta baja por el ruido de la calle (transporte
público, manifestaciones) o cerca a los televisores del local, sobre todo si es
que uno no es afín a los éxitos musicales latinos del momento.
Si bien el sillpancho
destaca, la atención no es de lo mejor. Es más, los garzones son descuidados,
casi se olvidan del refresco y, luego de dos llamados de atención, además de
una media hora de espera, la cerveza -que solo se vende en balón por lo que es
muy cara- pudo llegar a la mesa. Quienes atienden se portan indiferentes y sin
mucha voluntad.
A nivel general, Dumbo
es un lugar salubre para ir a comer. Algunos aspectos de su infraestructura -como
los baños y la mantelería- están algo descuidados por el desgaste del tiempo.
Fuimos sin esperar mucho del sillpancho que sirven en la también heladería más
grande de Cochabamba. Nos llevamos algunos disgustos por la atención y pequeños
detalles que afean la experiencia (como por ejemplo el costo del todo excesivo
de la jarra de refresco: ¡a Bs 34! la de litro y medio). Sin embargo, tuvimos
una sorpresa positiva. Las apariencias engañan.piquesillpanchopicante@gmail.com
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