Hazte de fama y cáete de la cama
La presentación del picante mixto del restaurante Las Américas. |
Cuentan
nuestros mayores que incluso hasta entrada la década de los 90 los
cochabambinos tenían en varias calles del centro sus lugares de reunión
gastronómica y esparcimiento. Una de esas vías era la Antezana y en ella, entre
Calama y Ladislao Cabrera, se encuentra todavía el restaurante Las Américas,
especializado en comida criolla. Venciendo el congestionamiento del tráfico y
la -ahora- mala fama del vecindario, hasta allí llegamos para probar el picante
mixto entero del establecimiento, que tiene un costo de ¡Bs 55! y que alcanza
para una persona de no mucho apetito y tal vez para un niño (el medio plato
vale Bs 40).
El preparado
viene casi frío tras 23 minutos en los que, por el ambiente y atención, uno
intuye que ha desperdiciado su inversión. Si bien equilibrado en sus porciones,
el picante mixto se hace presente con un solo corte grueso de lengua y una
presa -más o menos generosa- de pollo. La primera de las carnes está entre lo
más sobresaliente de Las Américas. Aunque se nota que faltó golpearla y separar
mejor las fibras, tiene un buen sabor, que se entremezcla bien con un algo
líquido y picante ají amarillo, de intensidad particular. El arroz asimismo es de
calidad, está bien cocido y se le notan leves toques de cebolla y ajo. La papa
es, por harinosa, claramente nativa, y se la disfruta aplastándola en el ají.
Otros simpáticos detalles tradicionales son aromáticos perejiles y arvejas
dulces que coadyuvan al contraste de sabores.
El pollo está
sin embargo desabrido, se nota que tal vez fue cocido para otro plato. Empiezan
los problemas pues el chuño no pasó por selección alguna, y podríamos apostar
que la ensalada -con algunos tomates semipodridos- fue hecha muchas horas
antes, en una batea y para acompañar cualquier cosa. Tanto es así, que en medio
de unas cebollas simplonas nos topamos con un alambre de viruta, que seguro
saltó del lavaplatos al bañador. El horror sigue con una llajwa agria, por
supuesto que guardada.
El alambre de viruta encontrado en la ensalada del picante mixto del restaurante Las Américas. |
Todo se sirve en los platos más ordinarios del mercado (igual que los cubiertos), con un fondo de manteles más o menos limpios y una alcuza simplemente cochina, ubicada al lado de un porta servilletas en el que los meseros -de nula iniciativa para su labor principal- se dieron el ocioso trabajo de colocar pedazos de papel divididos por la mitad y por eso semitransparentes.
Las mesas y
sillas, casi todas sucias y viejas, combinan tal vez con la mucha vegetación
del restaurante. No obstante, este aspecto positivo -ya no visible en otros
espacios que optaron por el cemento- es difícilmente apreciable en medio de una
decoración de cantina que en su discoteca tiene lo más ecléctico de la música a
volumen alto: desde el “Gangnam Style” hasta lo último de Bonanza, pasando por
lo más odioso de los clásicos ochenteros. Pero lo que remata la pésima nota del
restaurant es el lamentable estado de los baños: sin agua, incompletos,
malolientes y con el sueño de algún día contar con implementos básicos.
Por último habrá que decir, a modo de reconciliarnos alguito, que la cerveza es barata: se vende Bs 15 la botella de 620 cc y, según anuncios, cada viernes hay “happy hour”. Uno entonces podría ir a pasar un viernes de soltero en toda ley al local -tal vez cenando antes-. Pero, siempre hay un pero, tristemente -y esto no es culpa de los dueños-, la zona es peligrosa. A causa de la cercanía de la universidad pública y de nuestra “juventud estudiosa”, en los alrededores se han abierto verdaderos antros de remate, de los que salen los más variados seres, a cual más confundido o agresivo. Revivir entonces las viejas glorias de un restaurant puede tener un precio alto (además del monetario, claro está): una mala comida, una mala experiencia y el peligro -sobre todo por las noches- de no vivir para contarla. La ponemos fácil: recomendamos no ir.
Un vistazo a la entrada del restaurante Las Américas en Cochabamba. |
piquesillpanchopicante@gmail.com
Me parece que exageras Man
ResponderEliminarLa verdad