|
Imagen de las costillas a la barbacoa del restaurante Tuesday. Foto: Tomada de la página de Facebook del restaurante Tuesday |
Andrés Laguna Tapia
Si algo abunda en Cochabamba
son los restaurantes. Los restaurantes mediocres. Extraña característica para
una autodenominada capital gastronómica. Somos lo que comemos. Podemos entender
a un pueblo por sus hábitos alimenticios. Y, ay, los cochabambinos cada vez
podemos sentirnos menos orgullosos de lo que comemos. Por tanto, de lo que
somos. Nuestra comida criolla cada vez se prepara peor, usando malas técnicas y
peores ingredientes, nuestras nuevas tendencias están contaminadas por los
peores vicios de la comida chatarra internacional. En un mundo que está
recuperando lo hecho en casa, lo artesanal, a la “slow food”, como buenos
pueblerinos nos encandilamos con los alimentos industriales. Aj.
Pocos restaurantes encarnan
nuestros malos vicios como Tuesday. Siguiendo los principios de nuestra
cultura de consumo trucha, que prefiere copiar, imitar, plagiar, antes que
innovar, este triste sucedáneo de una cadena estadounidense, ni siquiera supo elegir
correctamente su nombre ¿Qué tienen de especial los martes?
Ofrecen platos con salsas industriales y acompañados con papas
fritas congeladas, pero cobran como si tuviesen a un chef encargado de las
salsas y a otro de las frituras frescas. Su salsa barbacoa, la teriyaki y la de
whisky (a la que ya no pueden llamar Jack Daniel’s desde que TGI Friday’s llegó
a Bolivia) son de risa, dignas de una parrillada a cargo de adolescentes, que
lo compran todo en el supermercado y que saben menos de cocina que un chimpancé.
A pesar de que uno puede escoger el punto de cocción de las carnes, por lo
general siempre las sirven pasadas, secas y, por ende, con poco sabor. Basta
pensar en su plato estrella, las costillas de cerdo a la barbacoa, son comibles
por la calidad de nuestra carne de cerdo, pero están inundadas en una salsa artificial
que rápidamente empalaga, acompañadas de papas insulsas rellenas de aire y de una
ensalada de repollo aderezada con una mayonesa de frasco. Además de todos los
problemas nutricionales que tiene la comida industrial (excesos de azúcar,
grasa, sal y conservantes), es patético que creamos que esto es sinónimo de
buena calidad. Salvo por el precio, esta es una propuesta de tercera.
Entiendo que para la clase
media cochabambina Miami es lo más parecido al paraíso en la tierra, pero es francamente
triste que una comida tan mediocre como la que suelen servir en las cadenas
estadounidenses nos parezca un manjar y algo digno de copiar. Con esto no
quiero decir que en Estados Unidos no se prepare buena comida, esa sería una
blasfemia. Pero lo que se sirve en la gran mayoría de las franquicias es comida
en serie, sin alma y que fomenta la obesidad. Sólo en países tan pajueranos
como el nuestro podemos creer que la comida para white trash, es de lujo y de alta calidad. Bajo ese criterio, Tuesday
es una muestra de que en nuestra ciudad no sólo le estamos dando la espalda a nuestra
tradición, sino que por negligencia insultamos a otras gastronomías (en este
caso a la estadounidense). En su menú no hay vivas pruebas de innovación,
creatividad y cariño por la comida. Lo peor es que los comensales cochabambinos
seguimos consumiendo con una sonrisa esos platos sobre preciados que, en el
mejor de los casos, saben a línea de producción.
La última vez que caí en ese
lugar, además de probar comida decepcionante, en el plato de mi mujer estaba
escondido un filo pedazo de porcelana que le cortó el paladar. Felizmente las
cosas no fueron graves. Felizmente la “sorpresita” no le tocó a un niño o a un
anciano. El camarero, amable, se disculpó y cambió el plato. Entiendo que los
accidentes pasen en la cocina, lo que no entiendo es que no se sepa que hacer
cuando estos ocurren. Cuando quise hacer mi queja ante el jefe de sala, el
encargado, el administrador, el propietario, el gerente o quién sea, nadie se
aproximó, ni mucho menos intentó compensar el daño. En otros restaurantes, en
buenos restaurantes, por lo menos no nos hubieran cobrado el plato y/o nos
habrían hecho alguna atención. Lo mínimo que esperaba era que alguien con más responsabilidades
que el camarero se aproxime a la mesa para disculparse. Pero, no, no en Tuesday.
|
Imagen del Filet Mignon que sirven en el restaurante Tuesday. Foto: Tomada de la página de Facebook de Tuesday |
Si los consumidores, los
clientes, los comensales, los cochabambinos, seguimos teniendo un paladar que anhela
la nutrición de la obesa clase trabajadora estadounidense, si seguimos
conformándonos con servicios de cocina y de sala que rayan lo vergonzoso,
con justa razón deberíamos dejar de hacernos llamar la capital gastronómica del
país.
piquesillpanchopicante@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario