Solo a las cuatro de la mañana
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La presentación del sillpancho de Doña Prima en su puesto en Cochabamba. |
Muchos coincidirán en que uno de los pocos lugares
donde se puede comer en horarios que no son estándar para el ciudadano común,
es en los puestos de las denominadas “Tierritas”. Este lugar se ubica al borde
del puente Quillacollo, casi sobre la avenida Costanera, a la altura del paso a
desnivel. De siete de la noche a siete de la mañana, se puede hallar sillpancho
y trancapecho en tres o cuatro puestos.
La antigüedad de estos negocios se remonta a varias
décadas, cuando no había casetas y solo funcionaban -al otro extremo del río- pequeñas
cocinas de fierro como estaciones culinarias
en la tierra sin pavimentar del área. Si no tenemos el dato errado, fue durante
la gestión del difunto alcalde Edgar Montaño cuando se reubicaron los puestos
en su sitio actual.
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El sillpancho de Doña "Choca". |
Durante las madrugadas se puede ver allí a todo tipo
de personajes de la noche cochabambina. Familias llegando de un preste, jóvenes
recogiéndose de una fiesta, hombres durmiendo sobre sus platos esperando se les
pase la borrachera para manejar, trabajadoras de la noche saliendo de su turno
e inhaladores de clefa, entre otros, se dan cita en este espacio. Se trata
sobre todo de un lugar donde un sillpancho o trancapecho pueden devolver la
vida a base de potentes locotos.
Uno de los puestos más famosos en las “Tierritas” del
puente Quillacollo es el de la Choca, llamada así por todos sus clientes. El
suyo es el puesto del medio, de mesas con plástico rojo. Un poco más hacia el
norte, sobre la avenida Costanera, casi frente al inicio de la calle Colombia,
existe otra caseta, también con clientela propia. Ese es el puesto de doña
Prima.
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El puesto de Doña Prima en la avenida Costanera. |
Ambos sillpanchos son relativamente similares. Son servidos
en platos ovalados de aluminio. Vienen con una carne de forma irregular, muy
delgada. Se trata de carne molida y martajada, con mucho pan rallado.
En el caso del sillpancho de la Choca, el plato llega
acompañado de arrocillo -en verdad una masa sin sabor-, además de unas pequeñas
papas nativas cortadas en rodajas, freídas en exceso y recalentadas en aceite.
El huevo, además de ser aceitoso, viene con muchas partículas negras del pan
rallado y quemado, que se va acumulando en su sartén. Uno de los pocos detalles
que destaca, y no se ve ya en el preparado de muchos sillpanchos, es el uso de
zanahoria cocida en la ensalada. Cuentan los mayores que incluso en vez de
zanahoria otros le añaden rábano rallado.
Por un precios de Bs 15, se puede comer un sillpancho
de la Choca, acompañado del “burbujeante sabor de una papaya Salvietti”, que
todavía se la puede hallar en su envase cervecero, con sus viejas etiquetas de
papel y los característicos duendes de la compañía.
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El puesto de la "Choca" en el puente Quillacollo. |
El sillpancho de doña Prima es mejor en cuanto a la
calidad y presentación del arroz, además de no tener partículas quemadas en el
huevo frito que, sin embargo, mantiene el exceso de aceite, grasa y sabor de,
también, otro perol con aceite guardado. En el puesto de doña Prima existe la
opción de pedir un refresco en vaso y con pepa. El sillpancho más un refresco
tiene un costo de Bs 12.
Por la tradición y los años se espera más de estos
puestos de comida. Las caseras deberían mejorar la calidad de sus alimentos y
vajilla, quitar el estigma de comida al paso y el de la inseguridad a la que se
atienen los comensales. La experiencia de comer en los puestos de la Choca y
doña Prima no debe quedar en intentar disfrutar de estos sillpanchos solo
cuando uno se recoge a las cuatro de la mañana, con unos traguitos encima y
antes de regresar a casa.
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El detalle de la zanahoria cocida en el sillpancho de la "Choca". |
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Otro ángulo del sillpancho de Doña Prima. |
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piquesillpanchopicante@gmail.com
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